
los zarapayeiros
14,00€
Carmen, la niña protagonista de El hechizo y la mina y abuela de Lucía en El Sabicheiro, es el hilo conductor de estas nuevas aventuras sobre una casa encantada, una venganza pasada por agua y marineros sin redes. Unas páginas donde tradición e imaginación se abrazan para crear un libro repleto de emociones, mitología y, sobre todo, amistad.
El libro está disponible tanto en formato digital (EBOOK) como en papel, pidiéndolo en tu librería más cercana.
SINOPSIS
Los Zarapayeiros es el tercer cuento de una trilogía de relatos que comenzó con El hechizo y la mina y continuó con El Sabicheiro.
Carmen, la niña protagonista de El hechizo y la mina y abuela de Lucía en El Sabicheiro, es el hilo conductor de estas nuevas aventuras sobre una casa encantada, una venganza pasada por agua y marineros sin redes. Unas páginas donde tradición e imaginación se abrazan para crear un libro repleto de emociones, mitología y, sobre todo, amistad.
Los Zarapayeiros cierra esta trilogía de relatos para toda la familia. Incluye una completa guía didáctica con la que trabajar las enseñanzas propuestas junto a los pequeños lectores. Además, como colofón y «fuera de programa», cuenta con el relato de Andrea, una joven autora, que dará más sentido si cabe a estas aventuras.
LA IMPORTANCIA DE SONREÍR
Muchos de los personajes del cuento, como Tere o Manolo utilizan el sentido del humor, por ejemplo, al contar algún que otro chiste (con más o menos gracia). También lo demuestran los demás personajes de la pandilla con su actitud ante la vida. Les hace gracia cómo la madre de Carmen les pregunta si van a hacer zarapayadas (hasta el punto de que ellos llaman zarapayadas a sus aventuras, que nada tienen de chapuceras).
El sentido del humor, muy importante en la vida, es una de las cosas que nos diferencia de otros animales. Posee mucho poder y, entre otras cosas, nos ayuda a ser más felices y a que estemos menos nerviosos. Además, contribuye a que tengamos más amigos y seamos más creativos. Cuando las cosas no salen del todo bien, a veces el sentido del humor también juega a nuestro favor.
Mi padre usaba mucho ese sentido del humor y, en mayor o menos medida, creo que es algo que mis hermanas y hermanos hemos heredado. Siempre tenía una serie de chistes en la recámara (era cazador), aunque él los disfrazaba de historias, relatos, sucesos…
Uno de estos relatos era el de los increíbles polvos Ferguson, una historia que escuchamos desde la infancia, como tantas otras. En el cuento, mientras Los Zarapayeiros esperan a la aparición del trasgu, Tere menciona esta historia, aunque no la llegamos a escuchar. Me apetece mucho compartirla.
Parece ser que una vez, un hombre que viajaba en un tren abrió la ventanilla, sacó unos polvos de un bote y comenzó a arrojarlos al exterior. El revisor llegó y le preguntó: «¿Qué está echando usted por la ventana?». El hombre le contestó muy digno: «Estoy echando los increíbles polvos Ferguson, que son buenos para espantar elefantes». El revisor, extrañado, le indicó que por esa zona no había elefantes, a lo que aquel viajero le replicó: «Da igual, en realidad tampoco son los verdaderos polvos Ferguson».
Este absurdo sucedido, que contado por nuestro padre mejoraba de forma notable, nos sigue trayendo una sonrisa cada vez que lo recordamos.
Porque la sonrisa es algo que a veces va unido al sentido del humor. La risa y la sonrisa suelen venir después de un momento de felicidad. Pero ¿sabéis un secreto? En ocasiones ocurre al revés; si hacemos el simple gesto de sonreír, conseguimos lograr un pequeño momento de felicidad. ¿No te lo crees? Pues sonríe…, sonríe ahora…, ahora que no te está mirando nadie.
EL QUÉ Y EL CÓMO
El Nuberu se enfadó mucho con aquel hombre que no le dio de comer y fue por lo que, a modo de venganza mandó nubes cargadas de lluvia que estuvieron a punto de hacer que se desbordase el río. El motivo del enfado, más que por no darle comida fue por la forma de decírselo; o sea, no por el qué, sino por el cómo.
Pues no solo son importantes las cosas que decimos, sino cómo las decimos. Hay veces que no estamos de acuerdo con un amigo o una amiga, pero no por eso tenemos que enfadarnos: todo será más fácil si nos hablamos y expresamos las cosas de buenas formas.
Debemos ser asertivos: puedo no estar de acuerdo con tu opinión, pero respetarte. A lo mejor yo quiero ir a la playa del Murallón y a ti igual te apetece más pasar la tarde en la playa Grande. Si ocurre eso, ¿qué hacemos? ¿Nos ponemos a gritar entre nosotros para ver quién grita más y así solucionar nuestros problemas? Si hacemos eso, tendremos otro problema más: estaremos tan enfadados entre nosotros que ya no querremos ir juntos a ninguna de las dos playas.
Vamos a pensar si alguna vez nos ha pasado algo parecido a lo que les ocurrió al Nuberu y al hombre huraño: si hemos convertido un problema con fácil solución en un problema cada vez más y más grande, que crece como si de una bola de nieve se tratase, y todo ello por la mala forma de afrontarlo. ¿Mereció la pena?
¿ME OYES O ME ESCUCHAS?
Cuando tenemos que comunicarnos con alguien, hay que hacerlo con buenas palabras, con gestos claros y de forma correcta, siendo asertivos, como hemos aprendido, pero también es muy muy importante permitir expresarse a las personas y, mientras hablen, escucharlas con atención.
No es lo mismo oír que escuchar. Oír significa «percibir con el oído los sonidos», mientras que Escuchar, sin embargo, no es otra cosa que «prestar atención a lo que se oye».
El éxito en las aventuras de nuestros compañeros los Zarapayeiros está ahí. Cuando tienen que solucionar una de sus andanzas, lo que hacen en primer lugar es dejar que todos den su opinión, siempre que lleve a cabo de forma respetuosa. Y cuando hacen esto se escuchan, no oyen simplemente el ruido que hacen sus palabras, sino que les prestan atención para comprenderlas y entenderse. Ese es su secreto.
Pero para escuchar bien tenemos que ser escuchadores activos. ¿Y en qué consiste eso? Mejor voy a explicarlo al revés. ¿Cuándo no somos escuchadores activos? No lo soy si, cuando mi amigo me cuenta un problema, yo estoy mirando para mi móvil todo el rato y no digo ni mu, no le contesto si me parece bien o mal lo que dice y no le hago ver que le estoy prestando atención, por poner algunos ejemplos.
Ser escuchador activo es eso: concentrar toda mi atención en lo que la otra persona me quiere expresar y que esta sepa que la estoy escuchando para así poder comunicarnos mejor.
Os voy a hacer una propuesta, ¡escuchadme bien! Debemos ser cada vez mejores escuchadores activos. Cuando alguien nos hable, prestémosle atención, mirémosle a los ojos, preguntémosle por las cosas que nos está diciendo, que esa persona se dé cuenta de que le estamos escuchando. ¡Veréis cómo así todo va a ir bien y esa persona también nos escuchará más y mejor a nosotros!
LOS TRUCOS CONTRA EL ENFADO
En la primera de las zarapayadas del cuento, la pandilla tiene que vérselas con un pequeño trasgu al que le encantaba hacer trastadas en aquella casa de aldea. Utilizaron una de las técnicas más conocidas para ahuyentar a este tipo de seres: conseguir que el trasgu se frustre y enfade.
La frustración ocurre cuando somos incapaces de lograr o hacer algo que deseamos. El trasgu quería coger esos granos de maíz, pero por culpa del agujero no podía conseguirlo. Poco a poco empezó a irritarse. De esa irritación llegó al enfado, y todo ello provocó que escapara de ese lugar.
Esta frustración nos pasa en la vida muy a menudo, porque no siempre conseguimos hacer lo que nos proponemos. Debemos evitar frustrarnos y evitar, por tanto, que lleguemos a enojarnos. Para ello podemos utilizar una serie de trucos cuando veamos que nos empezamos a irritar, y de que llegue el enfado.
El truco más conocido es el de contar despacio hasta diez cuando vemos que nos estamos enfadando. De esta forma intentaremos «enfriar» nuestra irritación. ¡Eso sí!: si con diez aún tenemos algo de furia, se puede contar hasta veinte o más.
Os voy a proponer otro truco que va en la misma línea, quizás más divertido que contar hasta diez y que nos puede servir:. Lo voy a llamar «Tres palabras que empiezan por…». Y es el siguiente: cuando detectemos que llega la irritación, miraremos a nuestro alrededor y fijaremos nuestra mirada en lo primero que encontremos. Pongamos que vemos una mesa. Nos quedaremos con la inicial de eso que hayamos visto (en la palabra «mesa» la inicial es la «M») y pensaremos en tres palabras que empiecen por esa letra (por ejemplo, «moneda»,, «muro» y «manopla»). Así de simple. Puede que mientras hacemos ese pequeño truco nuestra irritación se vaya enfriando y nunca lleguemos a enfadarnos. Y si no consigue apaciguarse del todo busquemos otro objeto que esté a nuestro alrededor y continuemos con la técnica descrita.
AYUDAR
Para solucionar algunas de sus misiones la pandilla necesita pedir ayuda a otras personas, ya que por sí solos no pueden lograr sus objetivos. El Nuberu, por ejemplo, echa una mano dando inicialmente un buen consejo para posteriormente soplar con fuerza y alejar así el zapato del huraño vecino, y todo ello con el fin de que el río no se desborde. También es necesaria la participación de mucha gente para iluminar el puerto y que el Home Marín vea las maldades que está haciendo.
Pedir ayuda es algo muy normal que deberíamos hacer en muchas ocasiones, pero por desgracia no lo hacemos. No tenemos que sentirnos mal porque haya cosas que no sepamos o podamos hacer: es lo lógico. ¡Si supiéramos hacer todo…!
Además, nosotros también debemos ayudar y ofrecer ayuda cuando esta sea necesaria. Muchas veces no hay que esperar a que alguien nos la pida, sino que tenemos que adelantarnos cuando veamos o creamos que se puede necesitar nuestra colaboración y contribuir así a que otra persona pueda resolver una situación complicada.
Os voy a pedir yo ayuda: me encantaría ver un mundo donde cada vez más personas pidan colaboración cuando la necesiten y un mundo donde estemos pendientes para poder echar una mano a las personas que lo necesiten. ¿Me ayudáis a conseguirlo, por favor?




Los Zarapayeiros se han asomado en el poco tiempo que lleva en las librerías por los medios de comunicación. Un ejemplo que os mostramos es la aparición en TPA Noticias, en el periódico «El Comercio» y también la entrevista en La Radio es mía de la RPA
TPA NOTICIAS
EL COMERCIO
LA RADIO ES MÍA.ENTREVISTA
TALLERES “ENTRANDO EN LA MINA” /“LEVANDOANCLAS”
Alrededor de estos cuentos desde EME Espacio hemos creado distintos talleres educativos. A la vez que se narra el cuento se irán realizando distintas pruebas y dinámicas relacionadas con el cuento. Se podrán narrar los cuentos o hacer los talleres una vez han sido leídos en clase.
Entre las pruebas que deberán realizar nos encontramos las siguientes:
– Juego de parejas.
– Adivinanzas.
– Puzzles.
– Búsqueda en la oscuridad.
– Mensajes secretos.
– Pruebas de atención.
– …
Una actividad taller que puede variar en su duración, entre 45 y 90 minutos (en función de las distintas pruebas que se realicen).
ENCUENTRA YA LOS CUENTOS
Una bisabuela quiere encontrar su cuento favorito para contárselo a su bisnieto el pequeño Xuan, pero no lo encuentra. Nuestra misión es la de ayudar a encontrarlo.
ENCUENTRA YA los cuentos es una actividad de escape room donde tendremos que ir redescubriendo una serie de cuentos clásicos y jugando con ellos. Según vayamos superando los juegos de cada cuento encontraremos la combinación para un nuevo candado que guarda un nuevo cuento en una caja. Si conseguimos superar la prueba no solo llegaremos a encontrar el cuento final si no que además descubriremos de forma misteriosa todas las enseñanzas de los cuentos clásicos de los que hemos ido hablando.
Tendremos pruebas distintas: puzles, construcciones, enigmas y acertijos …
COMO SE ESTRUCTURA EL ESCAPE ROOM
Como se ha explicado, el diseño de la actividad está organizado de tal forma que el material se podrá llevar a distintos colegios, aulas, centros …
Se adaptará en función del número de participantes, cuando se realice en aulas de unos 20-25 personas, o cuando se trate de un menor grupo (5-10 participantes). La dificultad variará gracias a distintas pistas que se les puedan ir dando a los participantes.
La duración de la actividad se estima en una hora, siendo 45 minutos el tiempo que tendrán los participantes para poder solucionar la misión.
Se propone la posibilidad de llevar a cabo la actividad por clases en los distintos cursos de primaria. La actividad se adaptará a los distintos cursos.